Homenaje en recuerdo de

María Isabel Larrinaga de Luis

(Maribel)

Nació el 12 septiembre de 1950 en La Habana, Cuba.
Falleció el 13 octubre de 2017 en Madrid, España. Tenía 67 años

  • Datos fallecimiento / aniversario

Álbum de fotos

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Carta de despedida

Carta de parte de sus hijos, leída por Silvia durante el funeral. Por De tus hijos Silvia y Yago Herreros de Tejada Larrinaga

Carta a Mami. Viernes, 20 de octubre, 2017. Iglesia del Espíritu Santo. 1 Yago y yo hemos estado hablando de tu legado

Cuando estudiaba guión en la escuela de cine, tenía un profesor que insistía mucho en encontrar el foco de la escritura, la “esencia” de nuestra alma de escritores. Esas cosas que se cuentan en las escuelas. Y este hombre, por alguna extraña razón, siempre me decía que yo tenía que escribir sobre ti. Yo, por supuesto, no le hacía ni caso y escribía sobre mis novios y otros temas interesantísimos de esa índole. Y él insistía: “¡pero escribe sobre tu madre!”. Un día, al final de curso, le dije, pero “¿por qué?, ¿por qué estás tan obsesionado con que escriba sobre ella? ¡Qué pesadez!” Y entonces empezó a contarme lo que él sabía de ti, por los ejercicios que yo había escrito en sus clases. Sabía, por ejemplo, que tu película favorita era “Sonrisas y Lágrimas” y que una vez la vimos tú, Yago y yo tres veces seguidas en un cine de sesión continua en la calle General Oraá. Sabía que eras cubana y que te habías exiliado de niña con tu familia y que el día que llegasteis a Washington era tu cumpleaños. Y que alguien compró una tarta en una gasolinera para que tú pudieras soplar las velas. Sabía que a mí me parecías guapísima, y que bailabas a Rod Stewart en el salón de casa. Y que eras tan divertida y tan alegre que tu risa rebotaba por las paredes y nos dejaba hasta eco. Sabía que tu mejor plan era sentarte con Yago en ese salón a hablar sobre pájaros y flores y la vida y que cuanto más interminables eran las conversaciones, más contenta estabas. Sabía que tenías un montón de hermanas y que eran todas muy escandalosas y que cuando las mayores vinisteis a España tuvisteis que cambiar el acento para ser aceptadas en la sociedad de la época. Sabía que lo mejor de tu vida éramos tus dos hijos. Y que hablabas de nosotros sin parar con todo el mundo y con tanto orgullo que, a veces, nos daba hasta vergüenza. Sabía que ibas a misa todos los domingos porque eras religiosa, sí, pero sobre todo porque te gustaba muchísimo cantar a viva voz y en la iglesia te explayabas. Me contó todo esto y me dijo: “tu madre es el personaje más fascinante que hay en tu vida, que lo sepas”. Y ahora lo sé. Mami, estos días nos han estado contando cosas que mi profesor no sabía. Tus amigas de Cuba nos han hablado de Tarará, y los de Los Angeles de cuando te volviste súper hippie. Muchísimos amigos nuestros han venido a contarnos a Yago y a mí que recuerdan los años de Claudio Coello como de los mejores de su vida. Y eso que solo estaban ahí los fines de semana. Nosotros, que estábamos full-­‐time, recordamos los años de Claudio Coello contigo como unos años maravillosos. Llenos de felicidad y risas y de mucho aprendizaje, aunque no nos diéramos cuenta. Porque, claro, ahora sí nos damos cuenta de que, a tu manera, y sin que se te notara, nos enseñaste todo lo que somos. Nos enseñaste a vivir la vida con pasión: a bailar cuando había que bailar, y también a llorar cuando había que llorar. Nos enseñaste a decirnos que nos queríamos. Siempre, todos los días, nos decías lo muchísimo que nos querías y nosotros te lo decíamos a ti. Nos enseñaste a ser buenos y fuertes y muy importante: a ser alegres. Nos enseñaste a ser tolerantes y a comprender a todo el mundo con sus circunstancias. Querías ayudarnos siempre, por encima de todo, y así, nosotros aprendimos a ayudar a los demás. Nos diste libertad para tomar decisiones sobre nuestras formas de vida y te pareció muy bien que cada uno cogiera su camino. De hecho, yo seguí un camino que para ti era raro y diferente porque yo te salí rebelde: y tú, que en el fondo también lo eras, siempre me diste las gracias por abrirte la puerta a otras gentes y a otros mundos con los que, si no, tú jamás habrías tenido contacto. Echando la vista atrás, nos damos cuenta de que nuestra familia de tres -­‐que éramos Yago, tú y yo-­‐ es una de las más felices que he conocido nunca. Y ojalá nosotros podamos repetir con nuestros hijos -­‐Lucía, Yago, Javier y Teo-­‐ tus patrones tanto de alegría, como de enseñanza. O sea que, como me decía el profesor yo seguiré escribiendo sobre ti, y la gente te conocerá por mis libros. Y Yago hablará de ti todos los días a sus hijos y a quien se cruce por su camino. Una última cosa. Tu canción favorita de “Sonrisas y Lágrimas” es la que canta la madre abadesa cuando Fraulein María se enamora del Capitán Von Trapp, pero tiene muchas dudas. La canción, en español, se llama “Sube montañas”, pero tú siempre la cantabas en inglés. De hecho, ahora que la menciono, seguro que aprovecharías para cantarla a viva voz, ya que estamos en la iglesia. La cantabas fijo, vamos, porque a ti nada te daba vergüenza. [yo canto] “Climb every mountain Ford every stream Follow every rainbow ‘Till you find your dream” Tú has sido, y eres el arco iris que seguiremos. Nuestra mami de colores, como los pájaros raros que vienen de fuera. Esperamos que el cielo en el que tú tanto creías, y en el que ahora estás, sea tan azul como los cielos de Salzburgo bajo los que bailaba Fraulein María. Gracias por todo, Mami. Por ser como fuiste. Por hacernos como somos.

Te queremos para siempre, y te damos un abrazo interminable de esos que tanto te gustaban a ti, de los de nunca soltarnos. Gracias.

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Libro de condolencias

Fuiste una persona excepcional y siempre estarás en nuestros corazones Patricia Larrinaga de Luis 17/12/2020

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Anécdotas

De LILLIAN ROSS DE LOPEZ

De Teofilo Luis

Recuerdo que cuando murió Jose, ella y Teresa no dejaron de ir sistemáticamente a casa de mis padres durante mucho tiempo. Gran apoyo para mí, gran consuelo para ellos y un ejemplo para todos.

De Alberto Torregrosa

Un día recuerdo que fuimos al cine a ver una película que le gustaba mucho, Sonrisas y lágrimas, y no nos dejaban pasar porque habíamos sacado las entradas equivocadas. Pues allí que se fue Maribel a la taquilla y no sé qué le dijo a la taquillera pero el caso es que nos cambiaron las entradas y pudimos ver la película. Tenía mucho carácter.

Vídeos entrañables

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